Marc Seguí apuesta por la calma y la introspección en su nuevo álbum «No Tengo Prisa»

Marc Seguí vuelve a la carga con su segundo álbum de estudio, «No Tengo Prisa», una declaración artística que desafía la inmediatez del consumo musical actual y reivindica la importancia de la paciencia en los procesos creativos. Con este trabajo, el mallorquín se consolida como una de las voces más interesantes de la nueva generación de artistas españoles, explorando una sonoridad más madura y una lírica introspectiva.

Este nuevo álbum, compuesto por 15 canciones, refleja la evolución artística de Seguí, quien, lejos de apresurarse a encajar en tendencias efímeras, opta por un desarrollo pausado y honesto. El disco cuenta con destacadas colaboraciones que refuerzan su expansión internacional, como la de Álvaro Díaz, doble nominado al Latin Grammy; Rawayana, reciente ganador del Grammy a Mejor Álbum Latino de Rock/Música Alternativa; y la puertorriqueña paopao, una de las voces más frescas del pop urbano. Además, participan Antony Z, Soge Culebra y Barry B, figuras clave de la escena española.

La producción de «No Tengo Prisa» estuvo a cargo de Carlos Ares, colaborador recurrente de Seguí desde su EP «AAAA». Juntos han dado forma a un sonido que equilibra la sensibilidad poética con la vanguardia sonora, logrando un álbum que funciona como un viaje introspectivo y emocional. Las letras, cargadas de honestidad y vulnerabilidad, invitan a una inmersión en las emociones más auténticas, con un enfoque que busca la conexión con el oyente más allá de lo superficial.

Desde su estética hasta su mensaje, «No Tengo Prisa» se aleja del desenfreno del mainstream. Con una dirección visual monocromática y sobria, el álbum apuesta por una propuesta minimalista que enfatiza la crudeza emocional y la profundidad de cada tema. Este contraste con su anterior disco, «Pinta y Colorea», marca una transición hacia una versión más madura y reflexiva de Marc Seguí.

En tiempos donde la música se consume con rapidez y desechabilidad, «No Tengo Prisa» se erige como un manifiesto en favor de la autenticidad y la pausa. Un trabajo que invita a habitar el presente, a darle espacio a la creatividad sin presiones y a disfrutar cada nota con la tranquilidad de saber que lo valioso necesita tiempo para florecer.

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